11.21.2007

Tsumi, la geisha Capitulo 2


Tokyo, 1195

Tsumi miraba el paisaje de la ciudad de Odo, desde la ventana del palacio del shogun, alli, los tejados se alargaban a todo lo ancho, y se daba cuenta de como habia cambiado todo, llevaba 10 años junto a Minamoto, su señor, y habia vivido una transformacion completa, no solo ella, sino él, y el pais, y la sociedad.

En su memoria habia visto las diferentes facetas del hombre, como cabeza de estado, duro, reflexivo, injusto en ocasiones, pero tambien benevolente en otras, como hombre lo habia visto tierno, educado, detallista y amable en ocasiones, y lascivo, lujurioso y mas rudo en otras, como señor, le costaba entender su mentalidad masculina, tal vez por el hecho de su educacion como geisha, pero la necesidad de las concubinas, su propia figura, la seguian sorprendiendo aun ahora.

Estaba recordando momentos, situaciones vividas en común, y su rostro, inmaculadamente blanco, dibujó una sonrisa, entendiendo que Minamoto era un hombre dominante, a quien gustaba ejercer ese dominio sobre los que le rodeaban, incluyendo a los mas cercanos, y someterlos a sus antojos como a sus necesidades, ya fueran como hombre o como cabeza de estado.

Ejercia un dominio total, con un protocolo para cada persona que seguia a rajatable y que solamente el podia saltarse, aunque lo hacia en contadas ocasiones, pero al mismo tiempo cuidaba al maximo tanto su territorio, como a sus personas, y tambien cuidaba sus posesiones ya fueran materiales, o humanas. Aunque suene extraño, pensarlo y decirlo, Tsumi era una posesion, una mujer, una geisha, pero tambien tenia dueño, Él!!

Y por su mente desfilaron momentos diferentes, que la habian llegado a sorprender tanto, no solo la orden sino el ejecutarlo, y ahora, desde la perspectiva que da el tiempo, se daba cuenta de que la habian llegado a enriquecer de alguna manera, y que no concebiria su mundo sin esos detalles.

Cerró los ojos y recordó, aquel dia en que Minamoto la hizo llamar, para preparar el te, mientras despachaba asuntos oficiales con algunos de los señores sometidos, y recordaba su voz, sus gestos mientras les explicaba lo que esperaba de ellos, que callados y respetuosos, asentian continuamente, mientras Tsumi seguia preparando el te, y como se habian callado y disfrutado del mismo cuando lo sirvió delicadamente en cada una de las tazas de porcelana.
Y como al finalizar la reunion, quiso homenajearlos con una comida, pero lo realmente sorprendente de aquel recuerdo fue cuando la ordeno desnudarse ante aquellos hombres.
Tsumi obedeció en silencio, con cierta verguenza que se convertia en rubor que incluso se podia apreciar bajo el niveo maquillaje, y se sintió exhibida, todo su cuerpo, sus senos, su vientre, su sexo libre del pecaminoso e insultante vello que tanto ofendia su vision a los hombres, sus piernas torneadas, toda ella expuesta a las miradas, que sorprendentemente, no eran lascivas, sino de admiracion por su gran belleza.

Minamoto la ordeno tumbarse sobre el suelo frente a ellos y ella lo hizo en silencio, manteniendose quieta mientras llegaban los sirvientes con las bandejas de alimentos, expuesta tambien a las miradas de ellos, que en silencio y siguiendo las instrucciones de su shogun, colocaron las bandejas entre el y Tsumi.

Con mucha lentitud y parsimonia, Minamoto tomaba entre sus manos porciones de arroz, que colocaba frente a cada señor, pero siempre sobre el cuerpo de Tsumi, y ella sentia el calor que emanaba, asi como el roce de los dedos de ellos sobre su tersa y suave piel, cuando lo tomaban.
El proceso se repitio en varias ocasiones, con pedazos de sushi que el shogun esparcio, al igual, que trozos de carne frita y bañada en soja. Con cada uno de esos momentos Tsumi sentia el calor o el frio, o la salsa resbalando por la carne hasta llegar a su piel, y deslizarse por sus curvas en direcciones varias, incluso alguna de ellas, llego a deslizarse por su monte de venus, provocandole sensaciones muy agradables.

La comida fue transcurriendo, hasta que una vez finalizada los señores se levantaron y salieron de la estancia y Tsumi pudo incorporarse y retirarse tambien..

Ya a solas, como ahora mismo recordandolo, analizo las sensaciones vividas, y como la habian hecho sentir, verguenza, calma, excitacion, deseo, paz, respeto, muchas cosas juntas y todas diferentes, y como al llegar albaño se habia masturbado con lentitud, para relajar su cuerpo pero tambien por el deseo que habia nacido viviendo todo aquello.

Volvio a mirar por la ventana, el sol se iba levantando, Minamoto no estaba hoy en el palacio, se encontraba de viaje por la parte norte de la isla, y ella estaba libre de servicios, sonreia, le gustaban esos momentos y dias en que podia estar dedicandose a ella misma, pero hoy, sentia necesidad de recordar.

y volvio a cerrar los ojos..

Caminando por entre las estancias del cada vez mas grande palacio, en todas y cada una de ellas, habia vivido momentos intensos, por mil razones diferentes, pero todos grabados a fuego en su memoria..

Era invierno, hacia frio en el exterior, llevaba 5 años al servicio de Minamoto, y el fuego encendido en una hoguera en el centro de la estancia calentaba el ambiente glacial, Tsumi, estaba agitada, habia cometido una descortesia ante su señor y sus invitados, por su orgullo, maldito orgullo se lamentaba ahora.
Aterrada esperaba la llegada de su señor, sabia que habria un castigo por su insolencia y lo temia, y cuando estaba pensando en eso precisamente, aparecio con paso rapido y el rostro encendido por la ira.

Se detuvo ante ella, para mirarla de arriba abajo, despreciativamente, mirandola directamente a los ojos, sin musitar palabra, arranco el bellisimo kimono de seda que la cubria, dejandola desnuda en la sala casi helada, y la obligo a darse la vuelta mostrandole la espalda.

Ella solo escuchaba sonidos leves, pero no veia, y eso la aterraba aun mas, no saber que estaba pasando a su espalda.
Intuyo como el se ponia comodo, pero no sabia nada mas, hasta que de repente un chasquido sobre sus nalgas, la empujo un par de metros hacia delante mientras un intenso dolor la recorria todo su cuerpo, sorprendida y asustada temblaba, y aun no estaba repuesta del dolor cuando un nuevo chasquido la sacudio, nuevament en ambas nalgas, moviendose de nuevo y llegando hasta la pared, donde se apoyo con sus brazos para no caer al suelo...las lagrimas que escapaban de sus ojos dejaban rastro en su maquillaje y caien sobre sus pechos, pero un tercer chasquido la apreto totalmente contra la pared, el dolor leparecia insoportable, y entonces la mano de MInamoto, se adentró en su vagina, irrespetuosamente y tambien sin importarle para nada si ella sentia dolor, noto los dedos de el metiendose en su vagina, que sorprendentemente estaba humeda, y notaba la fuerza del cuerpo del hombre, apretandola mas contra la pared y sus nudos pezones erectos aplastados, curiosamente, la ruda caricia, la excitaba y le calmaba el dolor que sentia en sus nalgas..

El por un momento se aparto de ella y un shhhhhhhhhhh rompio el silencio acabando en un plash que fustigo nuevamente sus nalgas, y al instante la mano nuevamente invadia su intimidad....ella queria caer al suelo por quedarse sin fuerzas, pero l amano, l amano la devolvia a la vida, el placer que le proporcionaba era inmenso, y la tenia sorprendidisima por la violencia del gesto.


Tsumi, desperto de su ensoñacion, aquel momento habia sido tan intenso, la habia sorprendido y preocupado durante semanas, porque aquel fue el primero d emuchos, parecidos y diferentes, el habia acabado sodomizandola sin piedad, clavando su polla sin miramientos en su ano sin dilatar, pero ella soporto estoicamente aquel momento, y realmente llego a disfrutarlo tambien, pues ella tuvo un orgasmo previo a la eyaculacion de Minamoto en su interior... pero nunca habian hablado de ello.

Ella habia reflexionado mucho sobre eso..porque la mente humana es tan extraña, y volvió a recordar un dia en que, sin razon aparente, el la hizo vestirse con harapos, y la llevo de la mano hasta la plaza frente al palacio para publicamente exponerla a su pueblo, a los ciudadanos, el miraba a la muchedumbre que asombraba contemplaba aquella mujer tan hermosa y semidesnuda, y el shogun señalo a uno de lo shombres para que se acercara a ella y la examinara, el hombre enardecido se acerco y la miraba con ruda lujuria la volteo para verla por todas partes mientras ella se sentia ultrajada y molesta, pero a la vez, notaba, y de que manera, como su vagina se humedecia totalmente con esa exhibicion.
la cosa acabo con un atrevimiento por parte de aquel hombre que quiso apretar su pecho, pero la mano del shogun lo hizo detenerse y su mirada fulminante lo conmino a estirarse en el suelo suplicando perdon, y sin mediar ninguna palabra, tomando a Tsumi nuevamente volvieron a palacio.

Diez años, con el, habian dado para muchas situaciones parecidas, Tsumi habia dejado de ser una joven para convertirse en una esplendida mujer, y se habia enamorado, los crecientes compromisos de su señor en todas las partes del shogunato la habian permitido tener mas momentos para ella y ahora enamorada y correspondida, se enfrentaba a lo que toda geisha debia hacer si queria contraer matrimonio, renunciar a su danna, su señor, arriesgandose al repudio, y dejar e ser geisha para convertirse en esposa.

Se preguntaba, como lo llevaria, si seria capaz de olvidar todo lo vivido, pero eso ahora, no era lo importante, lo importante seria hacerlo..

y deslizandose silenciosa por el casi vacio palacio...desapareció tras una panoplia de verde papel sedoso..

1 comentario:

olowa dijo...

delicioso! erotismo del más alto nivel. dulzura, tensión, amor, admiración...
ay!

 
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